22 feb 2011

Berlín EFM - epílogo

Hace ya una semana que volví de Berlín. Ya me acostumbre al cambio horario y al cambio de temperatura. Finalmente son, de las diferencias entre Berlín y Buenos Aires, las más fáciles de asimilar. El martes pasado, antes de empezar con los trámites de la vuelta, me hice un rato para ver la tercera película del festival (ví solamente 3 películas, una verguenza que sólo compensan los mas de 100 dvds que me traje en la valija). Fue en una función de Mercado, y la película era Meek´s Cutoff, de Kelly Reichardt, película que quería ver hace rato, sin suerte.

Acerca del "visionado de material", una vez un distribuidor me dijo lo siguiente: "yo antes, a los 10 minutos, ya sabía si una película servía o no. Ahora (y esto lo decía con un dejo de tristeza) las dejo hasta que termine el primer rollo". Creo que esta anécdota toca algo central del trabajo del distribuidor: cómo accede al material, cómo lo vé, y de qué manera distingue si puede o no servir a sus propósitos (léase, en general, vender muchas entradas).

Las proyecciones de mercado como la de Meeks Cutoff son, precisamente, una forma de acceder al material. Estas proyecciones se organizan en todos los mercados, y son contratadas por los vendedores al festival para los compradores que, si asisten, quedan registrados para que el dueño de la película pueda después hacer un seguimiento, y confirmar o no un interés de compra. Los distribuidores ven este material, se supone, de una manera diferente a un espectador común, tratando de detectar si la película tiene o no elementos atractivos para el público (digamos escenas de acción, comedia o romance), o que de alguna manera faciliten o promuevan su difusión (un documental sobre un tema de interés, un protagonista muy popular, etc...). Si el distribuidor descubre esto, por ejemplo, antes de los primeros 20 minutos de la película, se supone según el Manual del Distribuidor que debe salir corriendo de la proyección, reunirse con el vendedor y tratar de comprarla antes de que la competencia se le adelante. Si el distribuidor, por el contrario, no descubre nada de esto, debe salir corriendo también, pero para entrar a otra proyección donde sí puedan haber escenas de acción, comedia, etc...

Cuando entré a ver Meek´s Cutoff no había nadie en la sala 12, una de las salitas que el Festival reserva exclusivamente para proyecciones de Mercado. Faltaban 5 minutos para el inicio de la proyección, y mi pesimismo natural me hizo pensar que iba a ver la película solo. Sin embargo, para mi sorpresa (películas como esta no suelen ser populares ni entre los compradores curiosos) entraron muchos distribuidores durante los siguientes 20 minutos, hasta casi llenar las 60 butacas. Me quedé esperando que la mitad o mas se fueran antes del final, pero la gran mayoría se quedó y vió hasta los créditos. Entonces hojée mi Manual del Distribuidor buscando una explicación, pero como nadie se había ido antes de los 20 minutos no pude saber si la película había gustado o no...Unos días después, ya en Buenos Aires, el vendedor me escribió para saber si me había gustado, y si me interesaba. Le dije que me había gustado, mucho. No hacía falta hojear el Manual para saber que ningún distribuidor argentino se había interesado todavía por esta película increíble.

14 feb 2011

Berlín EFM - día 5

Mañana me vuelvo a Buenos Aires. Como para adelantar trabajo, empecé a deshacerme de la increíble cantidad de papeles (folletos, programas, volantes, invitaciones) que fui acumulando en estos 5 días. Tambié conté los DVDs que fui pidiendo stand por stand durante las 37 reuniones que tuve en el mercado. Conté 93, pero después noté que me había olvidado de una pilita a un costado; el total da 121 películas para ver en unos meses...en fin.

Igual que yo, mucha gente se vuelve mañana; este es el momento en el que el mercado se empieza a desinflar definitivamente. No voy a estar para los premios, y tampoco para la fiesta argentina que organiza el INCAA mañana por la noche (un error de planificación imperdonable). Hoy dí una última recorrida a los stands, y me quedé con dos o tres charlas interesantes, a saber:

Durante una charla con un vendedor español surgió el tema de la piratería ("¿es muy grave allí en Argentina?") a lo que siguió la inevitable pregunta sobre la Ley Sinde (la nueva ley antipiratería española) . El vendedor se mostró en principio confiado en que, en alguna medida, la ley ayudara a disminuir la gravedad del problema, aunque dos minutos después confesaba que para el lo de cerrar sitios era una locura y que, siguiendo la línea de lo que propuso Alex de la Iglesia ("que se mandó por las suyas a hablar con los sitios piratas y entonces en Ministerio le cayó encima"), lo ideal sería que la industria (y el Estado, y la Ley) incluyeran a los internautas (a fin de cuentas los potenciales clientes) y no los condenaran (personalmente, no podría estar más de acuerdo).

El tema reflotó en el stand del INCAA, en una charla con Philippe Tasca (Rendez-vous Pictures), vendedor internacional de Plan B (de Marco Berger), que contaba que a la película no le había ido lo bien que se esperaba en España, y que una de las razones para él era la piratería (a él mismo le ofrecieron por la calle copias de la película antes de su estreno en salas). Siguió la inevitable pregunta, y la respuesta esta vez fue algo asi como "en Francia también tenemos una ley como esa, y no resolvió el problema". Mario Santos (FUC), que andaba por ahí mirando orgulloso la presencia de varios ex-alumnos con sus trabajos en la Berlinale, agregó, lapidario: "It´s a lost battle".

En el stand que tiene el INCAA y que atiende con dedicación la gente de Internacional del Instituto, se mencionaba, en otro orden de cosas y como dato saliente, la larguísima visita que hizo al stand Jerome Paillard (organizador del Mercado de Cannes, y coorganizador de Ventana Sur). El francés pasó la mitad del sábado avanzando con detalles de la tercera edición de VS, que ya tiene fecha confirmada (2 al 5 de diciembre, si no recuerdo mal) y que tendrá una participación en el mismísimo Festival de Cannes. También había satisfacción por la recepción que estaban teniendo las películas argentinas, entre ellas "Ausente" (segunda película de M. Berger) y "Las Malas Intenciones" (coproducción con Perú), mientras todavía se esperan las reacciones a la peli de Rodrigo Moreno (en Competencia) y a "Medianeras", de Gustavo Taretto (en Panorama).

Otra película que tuvo aceptación fue "El Premio", que aunque es mexicana, todo el mundo acá descarta que es argentina dado el origen de su directora y la locación (San Clemente), un error de interpretación que no debería generar un conflicto diplomático. Mientras tanto, en el stand mexicano (medianera de por medio con el stand argentino) Alfredo Calvino, de Latinofusión, se lamentaba que una película argentina suya ("Los Labios") no haya tenido hasta acá las ventas que su calidad merece.

A uns metros de ambos stands, la gente de la compañía alemana M-Appeal si se mostraba contenta con el recorrido de festivales y ventas que habían tenido con su primer película argentina ("El último verano de la Boyita", vendida hasta en ¡Rusia!), y con lo que promete lo que para ellos es un título más comercial como Fase 7.

Berlín EFM - día 4

Terminado el domingo, y con unas 35 reuniones encima, se me ocurre que puede ser instructivo repasar de qué constan las entrevistas con vendedores internacionales cuando uno es comprador, y que también sirve como ejemplo si uno es vendedor, supongo.

Las reuniones con los vendedores se arman desde unas dos semanas antes de la fecha de inicio del evento. Los vendedores arman sus line-up (lista de películas que presentarán en el Mercado, ya sea que participan de la selección oficial del Fesrtival, o que son material anterior, o proyectos en alguna instancia de producción). La idea es tentar a los potenciales compradores de agendar una cita donde cada compañía hará lo imposible por embocarle la mayor cantidad de títulos posibles (pasados, presentes y futuros) a todo aquel que se siente en su stand. La selección de entrevistas a partir de las presentaciones no es infalible, y a veces se termina pagando con tiempo valioso la
actitud de darle el beneficio de la duda a un vendedor que no pinta demasiado bien, pero que insiste lo suficiente como para que lo agendemos en algún rincón.

La experiencia de ir de stand en stand es agotadora, y las entrevistas se terminan pareciendo mucho entre sí (un posteo aparte debería detallar el vocabulario universal de los vendedores, o cómo 100 películas diferentes pueden definirse con los mismos 5 adjetivos). Uno sale en general peor de lo que entró: comprometido a ir a screenings a los que llegará sólo vía teletransportación, con una pila de DVDs que verá solo en parte, y repleto de flyers que servirán, en general, sólo para aumentar considerablemente el peso de su valija. Esta es una lista medio azarosa de cosas que pasan en los stand del EFM, y seguramente en los de cualquier otro mercado de cine:

- Un mercado de cine es como un mercado de cualquier otra cosa: un lugar donde muchos vendedores se encuentran con muchos compradores. En vez de manzanas, remeras o flores, hay películas. Hay algunas diferencias: la primera y mas importante es que es más dificil conocer el beneficio de comprar una película, que el de comprar una remera, y la segunda es que no vamos a encontrar en ningún lado una pizarra donde se detallen los precios de cada producto. Las películas no tienen un sólo precio, tienen muchos. O tienen sólo uno una vez que el contrato de venta está firmado. Hasta ese momento, las cifras pueden variar muchísimo dependiendo del comprador, su territorio, los derechos que se adquieran y, especialmente, de su capacidad de negociación.

- Los vendedores suelen ser gente joven, aunque todavía quedan muchas honrosas excepeciones de agentes de venta con muchos años en el negocio, e incluso en la misma compañía. En este negocio la movilidad es enorme, y el vendedor que hoy defiende con el cuchillo entre los dientes un documental polaco de 8 horas, mañana nos va a asegurar, sin asomo de duda, que la película que realmente nos conviene es el thriller norteamericano con la estrella juvenil X.

- El mercado es agotador (hoy 2 de cada 3 vendedores respondía "cansado" a la pregunta "¿cómo estás?) y con el correr de los días el agotamiento se nota en los pitching, la capacidad de entendimiento y la de articular frases de más de 5 palabras.

- Los primeros dos o tres días la usual es encontrarse con vendedores enérgicos, gesticulantes y atentos a que, mientras uno le cuenta conmovido la historia de su compañía, no se les escape otro comprador que pasa unos metros más allá. El desinterés le gana a la máscara con el correr de los días, y llegado el lunes o martes todo el mundo (o por lo menos aquellos que no tienen plan de comprar algo) sólo quiere entrar y salir de los stands lo más rápido posible. Las fiestas (ver posteo anterior) no ayudan a esto. Especialmente la tradicional fiesta de cierta compañía nórdica (ver posteo día 1), que se hace el domingo y termina con la humanidad de más de uno.

- Hay mucha gente que sostiene que algunas compañías venden más y mejor porque cuentan con una vendedora joven y atractiva. Es un argumento de algunos vendedores hombres, de hecho, pero suena un poco ridículo. Hay muchas compañias que tienen vendedoras jovenes en pollera, pero me cuesta creer que algueein decida comprar una película como una especie de plan de seducción. En realidad me cuesta creer que alguien pueda comprar una película que no le interesa, sólo por un gran pitching.

- Creo que la cualidad sobresaliente en un vendedor es la de sentir sus películas realmente como propias, y la de saber detectar cuáles de ellas pueden interesarle a cada comprador, de cada territorio. Todo lo que cuento más arriba, obviamente, no ayuda a que esto suceda, y entonces cada distribuidor termina comprando más bien lo que está en su presupuesto y le tiene alguna fe (no sé si lo dije antes, pero este es un negocio de fe)

12 feb 2011

Berlín EFM - día 3

Siguiendo con el ritmo del mercado, hoy sábado y seguramente mañana domingo serán los días más agitados. La gente va y viene, casi todos los stands están ocupados, y la actividad dura hasta un poco más tarde. A partir del lunes el ritmo baja, y desde el miércoles hasta el final ya mucha gente no está, y algunos de los vendedores que se quedan aprovecha para juntarse con otros invitados como programadores de festivales, productores, etc..., mientras que los compradores que se quedan pueden aprovechar para hacer alguna de las cosas que dan ganas de hacer durante la Berlinale y que el mercado muchas veces no deja, como por ejemplo ver películas, o conocer Berlín.

Y es que aún después de terminada la actividad en el mercado (digamos a las 7 de la tarde, lo que es decir de la noche en Berlín), hay mucha actividad social organizada por el Festival, el Mercado, los vendedores, los productores... Las fiestas de cada noche (quizás junto con la calidad de los bolsitos que regala el festival a los acreditados cada año) es uno de los temas no-cinematograficos preferidos entre los invitados. Las fiestas son, por un lado, un lugar de encuentro (o re-encuentro, o re-re-encuantro) entre los invitados y la posibilidad de seguir hablando de algunas películas e incluso negociar en un contexto más relajado, y por el otro la razón por la cual al día siguiente la mayoría de los acreditados no está en condiciones de sostener una reunión razonable antes del mediodía. Hay una tendencia a que las fiestas sean en lugares extraños (una iglesia, una estación de subte, una oficina de correo, etc...) y que además de cantidades industriales de alcohol y a veces comida, propongan algún esparcimiento como por ejemplo el karaoke que fue el deleite de la delegación argentina en la fiesta de la foto.

En los encuentros con colegas (durante las fiestas, o en una reunión, una mesa de debate o el cualquier pasillo) es común que en un momento u otro surja como tema la preocupante actualidad del negocio cinematográfico. Se plantean continuamente dudas como hasta qué punto tiene sentido seguir intentando estrenar cine independiente en salas, qué será del formato video (adiós DVD, hola...¿cine online?), y en qué medida se depende hoy de la relativa confiabilidad de las ventas a la TV; y esos interrogantes encuentran en general como respuesta una expresión de deseo en la que la mayoría prefiere no ahondar. Esto tiene que ver, creo, con la falta de práctica de un pensamiento más profundo sobre la actividad (algo relativo quizás a su carácter entre no-científico y directamente escolasero), pero también  puede ser una forma de evitar una conclusión sobre el futuro que puede resultar demasiado deprimente, más aún que los duros datos que tenemos del presente. Entonces, digamos, mejor cerrar los ojos y darle para adelante. Al fin de cuentas, todos estamos acá para seguir distribuyendo películas...¿no?

11 feb 2011

Berlín EFM - día 2

Si el jueves fue, como dirían los vendedores, "slow", el viernes definitivamente arrancó el mercado. La cantidad de actividad fue notablemente superior, aunque al recién iniciarse las reuniones y proyecciones de películas a la venta no hay demasiados titulares para las noticias del día. Si se destacan, por otra parte, los anuncios que los vendedores hacen de las proyecciones de sus películas para tentar a los compradores a asistir y, eventualmente, comprar. En ese sentido la destacada del día fué la cuasi-argentina en Competencia oficial "El Premio", con sendas tapas en Variety y Screendaily, las dos publicaciones diarias que marcan el pulso del European Film Market.

Sin embargo, el que para mí fue el momento destacado del día, pensado en términos de distribución, no vino del Mercado sino del Festival mismo, durante la proyección de la película tailandesa Hi-So (de High Society, según explicaría su director Aditya Assarat después de la proyección).

La película, parte de la selección de la sección Forum (probablemente la menos complaciente de todo el festival), se proyectaba en una sala grande, de unas 400 butacas. Durante la presentación el director mencionó que estaba encantado de estar en Berlin ya que, con su película anterior (Wonderful Town), también había participado del festival, y que fue en Berlin donde su película anterior convocó a la mayor cantidad de público. Y es que, como suele suceder en festivales, la sala estaba llena (o "full house", como dijo el director). Sentados al lado mío parte de ese público, una pareja de alemanes de unos 50 años, se pasaron la película (especialmente la segunda mitad) haciendo contorsiones primero, bostezando después, y finalmente indignandose por el ritmo pausado de Hi-So. Como suele suceder en muchos otros festivales (pongamos al Bafici por caso) el público va ver el festival más que la película, y mas allá de decepciones como esta, sigue yendo al día siguiente, y al año siguiente, atraídos por el peso específico del evento. La pareja de alemanes no se quedó a la ronda de preguntas y respuestas, y fue una lástima. Porque respondiendo a la última pregunta, Assarat dijo que su película era muy pequeña y que él sabía que no iba a ser muy convocante, quizás incluso menos en su propio país que en lugares como Berlín, pero que para él el público de sus películas era como esa gente que los domingos, en vez de ir al shopping, elige ir a un museo. O sea, poquísima.

No estoy seguro de que la comparación del director tailandés haya sido muy precisa, pero toda la proyección de la película, las reacciones de su público (la de la pareja, pero también la del público que disfrutó de la película) y las confesiones del director son, creo, un ejemplo sí muy preciso de cómo funciona hoy la distribución de cine para mucho del cine de autor, y el valor que dentro de esa cadena tienen los festivales, en nuestro país y también en el resto del mundo.

10 feb 2011

Berlín EFM - día 1

El primer día de mercado en Berlín (que es el primer día del festival, pero empieza antes de la apertura oficial de la muestra) es, podría decirse, a la vez caótico y tranquilo. Es caótico porque todos los vendedores (o Exhibidores) están todavía terminando de armar sus stands, recibir sus materiales y programar sus proyecciones para potenciales clientes. Y es tranquilo porque mucha de la gente que participa va llegando con el correr del día, y no se vé todavía el movimiento que ya se empieza a ver el segundo día, y hasta el quinto o sexto, donde la concurrencia empieza a declinar, las películas se mostraron casi todas y, se supone, muchos de los negocios importantes están definidos o por definirse.

El primer día, entonces, está más bien hecho del (interminable) viaje, la llegada, y algunas primeras impresiones.

1. El Viaje. Venir a Berlín desde la Argentina implica un viaje de mas de 15 horas desde que el avión sale de Ezeiza hasta que aterriza en Berlin, 4 horas de diferencia horaria (que el primer día se sienten) y una conección forzosa en Madrid, Paris, Milan o Frankfurt, dependiendo de la línea aérea. A todo esto hay que sumarle el cambio de temperatura: del húmedo verano porteño al invierno alemán donde la máxima, los últimos días, apenas supera los cero grados. La movida para los distribuidores argentinos es forzosa si se quiere participar en algún mercado, pero es optativa para los europeos, lo que explica lo mucho que cuesta hacerlos venir a, por ejemplo, Ventana Sur.

2. La Llegada. El viaje del aeropuerto a Postdamer Platz, donde está el Martin Gropius Bau (sede del mercado) es lo suficientemente largo como para echarle un vistazo a esta ciudad increíble. Dada la intensidad laboral y social alrededor del MGB, que rara vez deja tiempo para recorrer Berlín, siempre es recomendable aprovechar ese vistazo. Además del frío, uno toma rápidamente contacto con la proverbial Organización Alemana: el proceso de acreditación y la atención a los participantes es muy buena, y es raro que se dé algun desencuentro entre el staff del Festival y los concurrentes. No termino de entender si la diferencia con nuestros festivales y mercados locales es presupuestaria, cultural, o ambas.

3. Primeras Impresiones. Como decía, el Mercado todavía está bastante tranquilo, y llegar tarde (como fue mi caso) no ayuda a encontrar ni siquiera a los vendedoes en sus stands (especialmente cuando, como hoy, los stands nórdicos regalan bebida a granel a partir de las 6 de la tarde). Hay una percepción de que el negocio de la compra y venta de licencias de películas está remontando la cuesta de la crisis financiera, pero que a la vez las formas y posibilidades de explotación de cine están cambiando rapidísimo. Tan rápido que surgen preguntas como si todavía se venden los derechos de DVD cuando el formato está casi desaparecido, aparecen películas de autor en 3D (caso el documental sobre Pina Bausch, o el de Herzog de las pinturas rupestres), se genera demanda de un tipo de películas (el documental) antes casi imposible, y muchas otras sorpresas propias del tiempo de transición hacia vaya a saber uno dónde en el que nos toca trabajar. Y que por suerte nos toca, cada tanto, en Berlín.

6 feb 2011

El afiche del miedo

Es interesante lo que pasa desde hace un par de años con el estreno en la Argentina de las películas candidatas a los Oscar. Se trata ultimamente de películas "independientes", producciones "pequeñas", sin grandes presupuestos, celebridades ni directores populares, que a la vez obligan a grandes estrenos dado que el premio, se supone, es una de esas cosas que aún hoy determinan el exito de una película. Y digo se supone porque el caso de The Hurt Locker, el año pasado, fue una buena muestra de lo dificil que puede resultar concretar las altas expectativas comerciales que genera el premio de la Academia.

Quizás aquella experiencia también haya influido en la presentación en nuestro país de Winter´s Bone, la película con más nominaciones de este año. El distribuidor es el mismo, y la experiencia de la ganadora del año pasado da toda la impresión de haber sido complicada. Ante el recuerdo de aquellas experiencias, y una desconfianza concreta en el potencoial comercial de una película pequeña, el distribuidor seguramente se ve en la obligación de tomar todos los recaudos posibles, y el afiche de la película es uno de esos lugares donde este tipo de especulaciones se puede ver mas o menos claramente.

El afiche de la foto es parte de la campaña de vía pública de lo que se dió en llamar aquí (en otra interpretación sosa de un título original) "Lazos de Sangre". Se trata de un afiche de un metro y medio por dos metros, pegado por Parque Saavedra. Y lo que revela las intenciones del distribuidor, y su agencia de publicidad, es la gigantesca cantidad de premios y seudo premios que aparecen en el afiche, además de la mención muy visible (más vsible que el título mismo) de las nominaciones de la Academia (que de un tiempo a esta parte, cumpliendo con la normativa de la Academia, dejan de aparecer acompañadas por la imagen de la estatuilla).

El truco de poner premios para legitimar películas de prestigio es viejísimo, y creo que es un recurso del cual se abusa y siempre se espera demasiado. ¿Cuántos premios o  festivales son realmente significativos para el púlbico? ¿El Oscar, Cannes...Berlín y Venecia? ¿A quien puede interesarle que Lazos de Sangre haya ganado el premio Humanitas en Sundance, o el premio a la Mejor Narrativa del Festival de Little Rock, o el Premio del Público en el Festival del Cine Americano en Polonia? (!). Y, es más, ¿quién puede leer esos premios en un afiche callejero, desde su auto, por ejemplo, a 60 km por hora? La impresión es que o bien el distribuidor apunta al "efecto bulto" de amontonar laureles, o que la mención de premios intrascendentes es  un amuleto que el distribuidor necesita sólo para su propia tranquilidad. Lo que sí sabemos es que todos esos premios y festivales, todo ese texto ilegible, todas esas críticas positivas no permiten que se disfrute y se recuede el poster que esta película podría haber tenido (y que tuvo, en otras partes del mundo)
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