4 nov 2010

Cortocircuito

Una de las ideas que se les ocurrieron a las salas para retener algo de su público es esta de los descuentos en las entradas. Rapipago, Club La Nación, Club Arnet...desde hace un tiempo, ya nadie paga los (digamos) $25. Seguramente fue algo que se desprendió de los Miércoles a mitad de precio (que antes de estos nuevos descuentos se amplió a los Lunes y Martes, en algunas salas, y también a algunos horarios marginales).

El circuito de cines Arteplex no es ajeno a este fenómeno, y entre las tantas posibilidades que dá de rebajar el precio de la entrada está la de presentar el carnet de socio del Club La Nación. En una edición dominical del diario, incluso, se anuncia este descuento entre los destacados.

Los lectores de La Nación están generalmente asociados al público de cine de autor. No sé cuán cierto sigue siendo esto, pero suponemos que se trata de gente con alto poder adquisitivo, un buen nivel educativo, inclinaciones por lo cultural y, por qué no, gente de (digamos) más de 40 años.

El Arteplex (y no están solos en esto) considera que la única gente que sigue yendo a ver cine de autor son "los viejos". El origen conceptual de este autodenominado "Primer Circuito de Cine-Arte en la Argentina" está en la calle Corrientes de hace más de 30 años, y ese apego a aquella epoca dorada de la cinefilia argentina los lleva a creer que no sólo no hay cine mejor que ese, si no que incluso no hay demasiados nuevos autores. Sostienen que el público de hoy es el mismo del de aquellos tiempos, y que todos sienten al cine de la misma manera.

Por lo tanto, los Arteplex nombran a cada una de las pantallas de sus complejos con nombres de los viejos autores, y publicitan sus salas (como vemos en el aviso más arriba) con las fotos de Visconti, Fellini, Polanski, Bergman, Buñuel, Chabrol, etc... es interesante que la mayoría de estos autores no sólo ya no haga grandes películas, si no que no hacen películas en absoluto dado que, en su mayoría, ya no están vivos.

Y lo preocupante de esto no es la pérdida cinematográfica: se siguen haciendo grandes películas. Me parece que lo que no se renueva, de alguna manera, es el público de este tipo de cine. ¿Cuánto va a tardar en desaparecer también el espectador de esos viejos autores? ¿Está listo este público para, por el momento, arreglarselas con un cine de autor más actual? ¿Tiene este público, detrás suyo, otras generaciones que puedan remplazarlos en las butacas que de a poco van a ir dejando vacías? En un contexto donde el cine de autor (como casi todo los tipos de cine) no es un fenómeno de taquilla, ¿están dispuestos los dueños de las salas a apostar a autores que proponen algún riesgo, alguna incomodidad como la que seguramente representaban en su momento Bergman, Antonioni...y que conecte con la sensibilidad de un público más joven? ¿O quedará esto reservado a los cineclubes, festivales, etc...? ¿Quién compraría una película sólo para pasarla en cineclubes? ¿Podremos ver cine de autor, de acá a un tiempo, sólo pirata y en video, o en pantalla grande una vez por año, o sólo películas con más de 70 años de antiguedad?

La verdad es que el Arteplex es, con sus fallas, el único circuito que se dedica al cine de autor dentro del universo de salas comerciales, y es un sintoma preocupante ver cómo sus recaudaciones caen y la programación más fina escasea (el alquiler de una de sus salas de Belgrano al INCAA es una señal de cuánto necesitan ya estos espacios algún tipo de subsidio)

Me hago todas estan preguntas a diario, y no debo ser el único. No estoy muy seguro de si hay jovenes que quieran y puedan mantener viva la tradición de ver cine-arte en salas. Y si, como sostienen algunos, esta generación ve este cine, pero lo ve "de otra manera" (digamos online), me pregunto de qué manera va a incorporarse esta forma de consumo a ese negocio que hace posible, entre otras cosas, que se sigan haciendo películas, también de cine-arte.

3 comentarios:

  1. Totalmentede acuerdo con vos Manu!!! Abrazo, Christian

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  2. Me encantaria que este tipo de analisis fuera mas público y se prestara a debate. Creo que el grave problema del gremio fue que se "fue a menos". Algun integrante dijo alguna vez El que sabe de cine no sabe del negocio. Absolutamente no creo que sea tu caso.

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  3. Cortocircuito es una nota más que interesante. Entender desde la óptica de alguien que está en la industria cinematográfica las cosas que uno ve, pero que no comprende, al menos en su funcionamiento interno, es muy saludable para todos los que quieran entender un poco más del medio. También hace que uno se replantee como consumir cine y donde, dejando muchas preguntas que parecen abrir las fronteras de las propias ópticas personales a una nueva realidad.

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