19 abr 2011

A la mesa (Bafici I)

No sé si antes no había, o yo no me enteraba, la cuestión es que este año por primera vez me dí una vuelta por el Auditorio del Bafici, el espacio detrás de las cortinas, allá al fondo del Meeting Point, donde tenían lugar las Mesas de la oficina de la Industria. Supongo que lo que facilitó el descubrimiento fue la invitación a participar de una de esas mesas que recibí de la gente de APIMA. Esta mesa se trataba de "Los nuevos desafíos de la Era Digital", y apuntaba a descifrar los porqués y cómos y cuándos de los problemas que trae lo digital, especialmente en lo que refiere a la comercialización de películas (sobre su influencia en la producción paraciera no haber ya más debate). Como era de esperarse con un tema tan "novedoso" y su marco normal de desinformación (o, podríamos decir, de la información parcial que delimitan los intereses y experiencias particulares) no surgió de la mesa ninguna respuesta, y casi ninguna duda nueva.. Hubo acuerdo sí en que es forzoso adaptarse a esta realidad, aunque los métodos propuestos para esa adaptación fueron diversos (cine online o VOD, combatir a la piratería, generar un circuito de exhibición alternativo, etc...).

Yendo a esa mesa encontré un cartel con la programación de las mesas que quedaban, y me agendé algunas. Estuve como oyente en todas las que me parecían que tenían algo que ver con la distribución: la mesa de Acid, la de la red de distribución latinoamericana, la de OnVideo y una sobre el Proyecto de Ley para la Industria Audiovisual.

Brevemente, la mesa de Acid (una asociación de directores y productores franceses para la distribución y difusión de cine de autor), me dejó, como a mas de uno, con la duda de por qué no se puede hacer una cosa así en Argentina: un grupo de cineastas solidarios que se capaciten y se organicen para cubrir el hueco que deja la distribución de cine de autor (o independiente, o etc...) en nuestro país (un hueco enorme, dicho sea de paso). La mesa la moderaba el mismísimo Sergio Wolf, quien desde el principio de su gestión se mostró especialmente preocupado por los problemas de la distribución para el cine que trae el festival (una cuestión que merece un posteo aparte).

No pude estar, lamentablemente, más que un rato en la mesa que presentaba una red de distribución latinoamericana, y traté de comunicarme sin éxito con la pata argentina para informarme más sobre un proyecto que huele bien. La pregunta que me quedó en la cabeza (y que refuerza la imposibilidad de ponerme en contacto con la organización) es de qué manera esta red hacia el exterior, teje redes hacia el interior de cada país, algo necesario, me parece, para la salud de una empresa como esta. Será cuestión de esperar y ver qué sucede, si no logro enterarme de nada antes.

La mesa de OnVideo, de la que esperaba mucho, fue mas bien decepcionante. Una concurrencia magrísima, un cuarto cortinado, y un powerpoint muy rudimentario para apenas una presentación del proyecto con el que Telefonica planea meterse de cabeza en el negocio del audiovisual. Duró menos de una hora, y media hora antes la mitad de los 5 que habíamos ido ya nos preguntábamos por qué no estábamos viendo una película.


La mesa sobre el proyecto de ley de promoción de la industria audiovisual, dos horas mas tarde, tuvo en cambio mucho público (la presencia de representantes del Gobierno de la Ciudad + Luiz Puenzo habrán hecho lo suyo, imagino). Además de los mutuos halagos entre los funcionarios y Puenzo, y el desglose de una serie de programas con los que la Ciudad planea estimular al sector, se sucedieron un par de cruces medio surrealistas con gente del público que pedía plata, más plata, o confundía al Gobierno de la Ciudad con el INCAA.

Dentro de la frustración que produce intentar sin éxito participar de un festival que se desarrolla en la ciudad donde uno trabaja, haberme encontrado con este espacio de exposición, discusión (a veces) y pensamiento (cada tanto), fue un placer grande. Tanto, que terminé yendo casi a tantas mesas como funciones de películas. Para el año que viene ya estoy avisado.

6 abr 2011

El afiche robado

¿Puede ser un parámetro de que la producción de cine nacional es excesiva el hecho de que ya están hechos todos los afiches posibles y por lo tanto hay que empezar a repetir...?

(No está comprobado aún que se trate del mismo gato; de cualquier manera un importante estudio de abogados estaría asesorando a Carlos Sorín por esta posible violación de la propiedad intelectual que la película de Matías Piñeiro habría cometido con 3 años de antelación)