Fui a ver Los Descendientes. Sábado a la noche, Belgrano Multiplex. La función de la segunda noche, 22.35. Pense en ir a comer algo antes, una pizza en Los Inmortales de la calle Mendoza. De paso, pasaba con tiempo a comprar la entrada numerada y me conseguía un buen asiento. No funcionó.
Llegué una hora y media antes de la película, y solamente quedaban entradas para la Fila 5, esa fila donde los asientos empiezan a mirar hacia arriba. Iba con un descuento de Farmacity, tuve que buscar efectivo porque con descuentos no aceptan tarjeta. No sabía. Decidí que ver la últma de A. Payne, incluso con G. Clooney y en Fila 5, era mejor que ver La Dama de Hierro en Fila 10 y compré mi entrada.
Extrañamente, la gente hacia cola para entrar. ¿Nadie sabe que son numeradas? El público es netamente belgranense: grupos de señoras, matrimonios de mas de 60 años, algun hombre solo, alguna jovencita de 40. Muchos con cara de necesitar mas un aire acondicionado que una buena película.
La sala esta llena. Descubro que las entradas son numeradas, pero que las butacas no tienen número. Debería haber hecho la cola, pienso.
Mientras pasan publicidad de otras películas pienso otra vez en la edad del público que va al cine a ver una película de calidad, y me pregunto por sus propios descendientes. A diferencia de los inspiradores de la pizzeria de la otra cuadra, salta a la vista que no son inmortales. Pienso en esto y nada suena bien, pero por suerte empieza la película.
Probate el Patio Bulrich. Tenés cinco comentarios de un tiro.
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