31 mar 2011

Otoño piola

Hace una semana exacta, un par de días después del final del verano, se estreno mundialmente Bummer Summer (Verano Bajón, en castellano), una película independiente americana. Y no se estrenó en la ciudad de origen (Nueva York). Su estreno mundial en salas fue en Buenos Aires, en el Cine Cosmos y con Zach Weintraub, su director, presentando la película. El público ese jueves tenía un promedio de 30 años, o menos. La gente conectó con la película, y se quedó hablando con Zach fuera de la sala. Parte de la asistencia, terminado el improvisado Q&A, se fue a comer a un peruano a tres cuadras.

(Toda la secuencia anterior, que suena surrealista, se dió por una cantidad de casualidades, pero especialmente por la buena voluntad de gente que quiere que este tipo de cine se vea más. O que al menos se vea. Personalmente siempre preferí evitar las proyecciones de una película en cuya distribución tuviera algo que ver (algo falla, la gente se para y se va, los chistes no dan gracia, se escucha un ronquido, una pareja de amigos sale hablando pestes de la peli, entre otras pesadillas) Esta vez, sin embargo, entré, y tengo que reconocer que fue una de esas noches que me recuerdan por qué me encanta este trabajo. La seguimos peleando)

1 comentario:

  1. Manuel, hay que apechugar y entrar a la sala. tenes que curtir ese lado doloroso, mira que la pelicula te esta mirando desde la pantalla, y si no entras, se da cuenta. y ella tambien sufre...

    ResponderEliminar